Racing cayó 3 a 2 ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, en un partido donde La Academia padeció los duelos aéreos desde el primer minuto de juego y no recibió una goleada durante los primeros 45 minutos gracias a la actuación de Facundo Cambeses. Los goles que se le negaron al conjunto local durante la primera etapa llegaron sobre el final del clásico.
El final del partido volvió a mostrar una vez más la impotencia en el rostro de los jugadores albicelestes. Anoche se le sumó la incredulidad de tener un partido listo en el resultado, pero que se escabulló porque este equipo alternativo no brinda seguridad, desgraciadamente.
San Lorenzo le llegó por donde quiso a Racing durante los primeros 30 minutos pero apenas pudo conseguir la ventaja mínima a los dos minutos de juego, gracias al gol de Malcom Braida. Después de eso, el conjunto azulgrana fue un vendaval que sólo el canterano de Banfield pudo contener para que la diferencia no fuese mayor.
El empate, convertido por Facundo Mura, llegó luego de que La Academia hilvanara varios pases que terminaron con una gran habilitación de Agustín Almendra a Ignacio Rodríguez para que este habilitara al carrilero por derecha. Antes de ello, el Ciclón había bajado las revoluciones por el desgaste que había hecho y sintió el impacto de la igualdad.
Ni hablar cuando Adrián Balboa convirtió el 1-2, a cinco minutos de iniciado el complemento. El equipo de Avellaneda volvía a vencer el duelo psicológico y anímico ante un rival que la fecha anterior había sido derrotado por su máximo adversario.
Más tarde, Facundo Tello en campo y Mauro Vigliano en el VAR no le dieron un claro penal a la visita, después de que Romaña le pisara el pie de apoyo a Zaracho, tras una muy mala definición de Santiago Solari al cuerpo de Orlando Gil.
A cinco minutos del final, un error de Gastón Martinera (quiso asistir a un compañero de taco) le permitió a Braida anotar el empate. El capitán de San Lorenzo olfateó lo que el uruguayo iba a ser y con mucha determinación remató desde 30 metros con su pierna menos hábil.
El gol de Adrián Peralta fue el castigo merecido para un equipo que, de arriba, dio muchas ventajas. Que terminó pagando al final lo que debió haber penado desde un principio. Por lo inexplicable que es el fútbol logró estar en ventaja. Una ventaja que no supo cuidar porque muy probablemente en su inconsciente aún se encuentra con la resaca de los festejos por la Recopa y por saberse más que su rival en la actualidad. No pudo llevar esa realidad al juego y tampoco al resultado.
Ahora quedará salir airoso frente a Huracán e Independiente, para poder encarar la última parte del torneo con buen ánimo y expectativas de cara a los Playoffs.