En un encuentro sin juego y tampoco corazón, Racing cayó ante Sarmiento por 1 a 0. El equipo de Gustavo Costas generó muy pocas chances de gol y perdió una enorme posibilidad de acomodarse en la tabla de posiciones de la Zona B. Por el contrario; al cierre de la presente jornada, muy probablemente la derrota lo deje comprometido de cara a la clasificación de los playoffs.

La igualdad ante Platense se comprendió desde la relajación lógica por el triunfo clásico ante Independiente. Sin embargo, el equipo de Avellaneda debía revalidar el punto conseguido en Saavedra en condición de local ante uno de los más flojos equipos de Primera División, que marchaba último, antes de llegar al Cilindro.

La única situación clara de gol en todo el primer tiempo fue el remate abierto de Bruno Zuculini, luego de una combinación con Juanfer Quintero, muy similar a la asistencia con Independiente. La diferencia estuvo a que el canterano académico decidió avanzar hasta llegar a posición de gol. El mediocampista llegó mal pisado y algo exigido en la marca.

De ahí en adelante a Racing no se le cayó una idea. A la inclusión errónea de Nazareno Colombo en el once inicial (al equipo le sobró un defensor y el zaguero siempre estuvo incómodo), se le sumó la lesión de Agustín Almendra. Que terminó dando lugar al segundo error de Costas en el encuentro: meter a Juan Nardoni.

Con la presencia retrasada de Juanfer, no era Nardoni el reemplazo que La Academia necesitaba para ese entonces. El volante terminó sobre la banda izquierda ocupando una posición inédita para él y jugando en todo momento de espaldas al arco.

El gol de Fernando Godoy generó el mismo nerviosismo que en su momento produjo la desventaja ante Unión, en el debut. Mucho más pronunciado en el segundo tiempo.

En cada balón detenido y tiro de esquina, Racing no centró jamás al área del conjunto Verde (vestido de blanco, anoche). Intentó jugar siempre por abajo, entendiendo que la altura de los futbolistas de Sarmiento no podría ser vulnerada; ni siquiera en una segunda jugada. Ese fue otro error del entrenador, ya que ni siquiera confió en el anticipo de sus propios futbolistas.

El penal mal ejecutado por Juanfer fue la gota que rebalsó el vaso y a partir de ahí se acabó todo tipo de posibilidad de siquiera rescatar un empate.

El resultado final desnudó la falta de respuestas anímicas y tácticas que jamás llegaron desde el cuerpo técnico. A la autocrítica de Costas se le deberán sumar decisiones inmediatas para su equipo vuelva a ser protagonista.

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