Racing cayó por segunda vez como local en el torneo ante Godoy Cruz por 2 a 0. El equipo de Gustavo Costas, que creo varias situaciones de gol, no estuvo fino en la definición y terminó penando el encuentro por desatenciones en la última línea. Tomás Badaloni fue el verdugo de la antesala al clásico de Avellaneda, donde La Academia buscará recomponerse.
Siempre hay maneras y maneras de perder, como suele decir el futbolero. Y es tan cierta esa verdad como insuficiente para aceptar la derrota como algo positivo o edificante. Sin embargo, la derrota de este sábado deberá servirle de aprendizaje a este Racing para no volver a cometer los mismos errores en ambas áreas; principalmente en el área contraria, donde dispuso de aproximaciones claras para superar a un durísimo rival como el Tomba.
Con la producción general del equipo mendocino en la tarde de ayer, tiene más que justificado el liderazgo en la Zona B: dejó que La Academia hiciera su juego, no tuvo presión alta; es más, dejó que Juanfer construyera en ataque pero cada estocada del colombiano en asistencia a alguno de los delanteros era interceptado por la zaga central o bien por los laterales. Los vestidos de blanco estuvieron en sintonía con lo que Daniel Oldrá les indicó.
Por el lado de Racing es más claro y quien entendió como debía jugarse el partido fue Agustín Almendra. Incisivo en la marca, tenaz para ganar metros e intentar ayudar en la elaboración a Quintero, el canterano de Boca Juniors nunca negoció el esfuerzo. Desgraciadamente tuvo participación en las dos anotaciones de la visita (principalmente, en el segundo gol donde pierde la marca de Badaloni, luego de un tiro de esquina).
Posiblemente, Maximiliano Salas jugó su partido más flojo desde que arribó al club. No pudo sacar ventaja esde su contextura física, como sí lo hizo en otras presentaciones, perdió muchos duelos individuales con Pier Barrios y cuando tuvo la posibilidad de quedar mano a mano con Franco Petroli (o bien asistir a Adrián Martínez) remató de aire a cualquier parte.
Juega apurado. Claramente intenta ganarse la titularidad, sabiendo que tiene a Roger Martínez en la gatera y hasta al propio Baltazar Rodríguez, si el entrenador decidiera cambiar de esquema. Deberá serenarse por su propio bien, pero principalmente por el bien del equipo.
Luego de las malas decisiones tomadas por Santiago Solari y por el propio Salas en el segundo tiempo, llegó el fatídico momento en el partido. Gabriel Rojas (de aceptable partido) despejó defectuosamente dejando liberada su zona. Manuel Guillen centró perfecto para un buen cabezazo de Badaloni que cruzó bombeado para agarrar a contrapierna a Gabriel Arias.
Con el 0-1, anotado a los 15 minutos del complemento, todo Racing entró en una profunda confusión. Hasta el propio Juanfer. Minutos más tarde, luego de una cantidad de errores no forzados, llegó el segundo gol, anotado nuevamente por Badaloni. Esta vez no de cabeza, sino de volea en plena área chica.
El precio a pagar por errar tanto no le costó dos puntos sino tres. Quedarse con nada, cuando al menos, desde el trámite del partido el empate no hubiera estado mal. Aunque, de haber un ganador, ese vencedor claramente debió haber sido Racing. El fútbol sigue pagando con goles y de eso La Academia deberá aprender y levantarse nuevamente como lo hizo ante Unión.
El partido ante Independiente se empezó a respirar fuerte luego de un eufórico reconocimiento para todo el plantel, una vez consumada la derrota. Entendiendo que es un duelo aparte, diferente a todos los demás, La Academia deberá tomar nota de lo sucedido y minimizar los errores cometidos. Cueste lo que cueste.