Racing igualó 0 a 0 ante Independiente en el clásico de la ciudad, desaprovechando una clara oportunidad de vencer a un rival que no fue en búsqueda del triunfo y que se terminó aferrando a la igualdad, luego de haber quedado con 10 hombres a los 30 minutos de juego. Otro partido en que el equipo de Gustavo Costas no puede resolver cuando el oponente decide replegarse y quitarle espacios.

El escenario se presentó inmejorable para que Racing pueda dar el golpe ante un equipo que, en su planificación, decidió hacer el mismo planteo que ante Estudiantes de La Plata hace un par de fechas: no atacar, sino aprovechar la pelota detenida y defenderse a como dé lugar. La desesperación por cuidar el arco de Rodrigo Rey hizo que Kevin Lomónaco e Iván Marcone en su afán por rechazar un envío aéreo chocaran sus cabezas a pocos minutos de iniciado el Derby.

Este accidente terminó favoreciendo a la visita porque le quitó ritmo al partido (el asistencia médica y el apósito que ambos jugadores tuvieron en sus cabezas hizo que el partido se detuviera más de 10 minutos, los cuales Ramírez se encargó de obviar al momento de la adición). No obstante, La Academia se hizo cargo de seguir insistiendo. Sobre todo por el andarivel izquierdo de su ataque donde Johan Carbonero desbordó en un par de ocasiones con tiro al arco incluido.

El gol anulado a Santiago Sosa a los 44 minutos de la primera mitad fue un golpe anímico a la ilusión de la ventaja antes del entretiempo. El mediocampista fue el jugador más claro del equipo. Siempre bien ubicado, ganando mucho por arriba y jugando con intención. Tal como había declarado en la previa. Por milímetros no se llevó el premio de que su tanto no sea convalidado por el VAR.

El desarrollo del complemento fue similar a lo que sucedió con Riestra en el encuentro correspondiente a la 4ta Fecha. Julio Vaccari decidió formar una línea de cinco defensores, achicando aún más los espacios y apostando a algún contraataque esporádico. La plan austero del entrenador por poco no le da réditos incalculables, de no ser por la magra definición de Diego Tarzia.

El juvenil finalizó una jugada que Sporle inició con un gran sombrero sobre Gastón Martinera. El adelantamiento del equipo hizo que Marco Di Cesare quedara fuera de la acción rápidamente y que Leonardo Sigali no llegara a bloquear el remate.

La Academia tuvo el triunfo en los pies de Maravilla Martínez, pero el goleador estuvo errático: en el primer tiempo apenas participó del juego y en la segunda mitad, tuvo dos ocasiones. En la primera, quiso acompañar de zurda un centro de Martinera y el remate (mal conectado) se fue por encima del travesaño. En la segunda oportunidad remató de derecha completamente desviado. El resultado final también se explica por la nula eficacia con la que contó el elenco albiceleste al momento de dar el golpe.

No se entendió en absoluto la salida de Agustín Almendra que había tenido un primer tiempo opaco, pero en el segundo tiempo su nivel había sido importante para el equipo. El canterano de Boca Juniors le dejó su lugar a Juanfer Quintero que amagó más de lo que terminó concretando.

Rodrigo Rey, en complicidad con Nicolás Ramírez, hizo todo el tiempo del mundo para poder enfriar el encuentro y evitar la derrota a como dé lugar. El árbitro, que expulsó correctamente a Damián Pérez, quiso equilibrar la balanza y fue por demás permisivo con el portero. Lo amonestó recién en el minuto 90, cuando el resultado del partido estaba prácticamente cerrado. Racing no empató por la culpa de Ramírez, pero todo condicionó para el resultado fuera el que terminó siendo.

Con partidos pendientes de disputar en la Fecha 12, el triunfo (en primera instancia), le hubiera permitido a Racing quedar a un punto del líder Huracán. Habrá que dar vuelta la página rápidamente y enfocarse en lo que viene para que lo futuro se convierta en algo mucho más trascendental que no haberle ganado este clásico a este Independiente.

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