Racing igualó 0 a 0 ante Independiente en un partido donde sólo pudo ser protagonista durante los primeros 25 minutos del encuentro. Después, el equipo sintió el desgaste de la revancha ante Vélez y el rival contó con sendas ocasiones de gol que desperdició de manera increíble. Santiago Sosa volvió a ser el sosten emocional de un equipo que no pudo atender el clásico como lo hubiera querido.
Esos primeros instantes frenéticos que La Academia los disputó como una verdadera final fueron lo mejor de lo que pudo producir el equipo de Gustavo Costas. Muy probablemente, el conjunto albiceleste quiso lastimar a su rival de entrada para poder gestionar una hipotética ventaja y jugar el clásico con la desesperación del Rojo. Sin embargo, essas ráfagas no pudieron quebrar el cero.
Agustín Almendra tuvo en sus pies la oportunidad de meterse en la historia grande de los clásicos pero no pudo anotar. Si bien jugó un aceptable primer tiempo, donde fue el conductor principal de los ataques del equipo local, no estuvo fino en la definición. A los 30 segundos de iniciado el Derby recibió un despeje en la línea de Zabala y remató alto por encima del horizontal.
Promediando el primer tiempo, luego de un lateral con forma de centro al área que Tomás Conechny luchó la disputa del balón con los dos centrales, la pelota le cayó a su posición y remató muy defectuosamente.
El Rojo, agazapado, aprovechó varios yerros en salida de La Academia. Gustavo Quinteros le tapó la salida a Nazareno Colombo y el segundo marcador central (con pierna cambiada por ser diestro) jugó un partido incómodo; con mucha indecisión. Cuando el ahogo inicial cesó, Independiente creció bajo el mando de Montiel que intentó conectar con pases entre líneas en búsqueda de Ignacio Pusseto.
El ex Huracán erró un gol debajo del arco, mientras se incorporaba luego de un salto. Tuvo la poca fortuna de quedar en posición adelantada luego de una gran corrida y mejor definición.
En el complemento, viendo que el rival le había ganado el mediocampo, Costas realizó 4(cuatro) modificaciones: adentro Di Césare, Mura, Barrios y Balboa en reemplazo de Zuculini, Martinera, Rojas y Vergara. En el inicio del segundo tiempo Almendra le había dejado su lugar a Ignacio Rodríguez, de pésimo partido. Ninguno de los cambios le dieron solución.
Con la mente dispersa en un cuerpo agotado, las desatenciones empezaron a florecer luego de que las indicaciones del cuerpo técnico fueron que Racing juegue directo. Es decir, enviando pelotazos para que Rocky y Maravilla pudieran luchar contra Lomónaco y Freire. La estrategia no resultó. Los marcadores centrales opusieron la resistencia necesaria para anular cualquier embate albiceleste.
La épica lograda ante Peñarol confundió a Costas y a todo el equipo. En las últimas dos jugadas de pelota parada, luego de pésimos envíos de Rodríguez (que increíblemente no pudo levantar el balón en ambas ocasiones), le dieron la chance al Rojo de quedarse con una victoria que le terminó siendo esquiva. Primero por la mala lectura de Montiel que, corriendo por derecha tenía pase a Cabral por izquierda.
Minutos más tarde, Pablo Galdames corrió más de 50 metros en completa soledad. El chileno remató de tres dedos al palo derecho de Cambeses que lo esperó al mediocampista de manera inteligente, achicándole el ángulo de tiro. El balón salió besando el poste. Cuando Ramírez le pidió el balón al portero, los jugadores de la visita se desplomaron en el campo de juego en un claro signo de lamentación.
Independiente hizo méritos suficientes para quedarse con el Derby: generó las mejores situaciones, fue inteligente y vulneró fácilmente la línea del mediocampo. Sobre todo en el complemento. A Racing le queda descansar, dar vuelta la página y pensar en la final del jueves ante River, por Copa Argentina.
