La Academia se plantó en Brasil e igualó 2 a 2 ante Corinthians, en el encuentro de ida por la Semifinal de la Copa Sudamericana. El equipo argentino dejó la piel en el Estadio Neo Química; jugó serio y concentrado los 96 minutos, ante un equipo que tiene debilidades defensivas pero gran potencial en ataque. La llave se define en Avellaneda.

Si había un partido en el cual el equipo tenía que mostrarse fuerte de la cabeza, con personalidad y carácter era el encuentro de anoche. Hasta aquí, durante la presente temporada, Racing fue un equipo con cierta debilidad emocional, donde los golpes en diferentes partidos lo sentenciaban a quedarse siempre con las manos vacías.

Tal vez, el partido ante Boca (donde pudo dar vuelta el resultado) y la recuperación del equipo frente a Platense luego de estar en desventaja, fueron una pequeña muestra de lo que terminó siendo la presentación de la lluviosa noche en San Pablo. Lejos de dar garantías, el equipo se entregó por completo.

Maxi Salas, quien había iniciado un buen 2024 pero con el paso del tiempo se había desdibujado, abrió el marcador a los 5 minutos del primer tiempo leyendo la jugada y conectando el balón con una clase digna de las grandes ligas. La jerarquía de Memphis Depay y Yuri Alberto le permitieron al conjunto paulista dar vuelta el resultado, pero por mérito propio.

Esta vez Racing no se hizo los goles en contra sino que la jerarquía de su rival fue lo que lo llevó a ver abajo en el marcador; aún sin merecerlo. Esto hace pensar y reflexionar que la llave no está cerrada ni mucho menos. Ni el más optimista hincha de Racing debe creer que la serie está sentenciada porque sería caer en un error grave.

El complemento sirvió para observar el mejor repertorio de Juan Nardoni desde su estadía en el club. El número 5 se comió la cancha. Literal. Jugó, mordió, raspó. Dejó el alma en cada duelo y fue el más efectivo asistiendo a sus compañeros, de acuerdo a lo que la tecnología pudo diagnosticar luego. Otro que estuvo a tono jugando el partido como una verdadera final fue Gastón Martirena.

El uruguayo, muy cuestionado por varios hinchas, capturó un balón en la mitad de la cancha. Túnel a Garro mediante, siguió con el balón. Eludió a Charles, tocó a posición de Almendra y recibió la devolución para un remate de primera y casi sin recorrido. El balón fue tan esquinado que el estirón de Nogueira fue completamente inútil. Golazo. Seguramente quedará dentro de los mejores tantos de la presente edición del certamen continental.

A partir de entonces, La Academia se calzó el overol y corrió más que nunca. Zuculini, Quiros y hasta el propio Vietto ingresaron para acompañar el mismo son del resto de sus compañeros. Lucha y juego; sin negociar absolutamente nada.

La igualdad le permite a Racing avanzar a la final si derrota por la mínima diferencia a un equipo que, muy probablemente no podrá dosificar el esfuerzo que hizo anoche, dado que tiene una final el próximo lunes ante Cuiaba, por la permanencia en el Brasileirao. A seguir así; con la mente fría y el corazón caliente.

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