Racing cayó 2 a 0 ante Lanús en La Fortaleza en lo que fue, sin lugar a dudas, el peor partido de la era Costas. Sencillamente, porque su equipo se fue de vacaciones antes de tiempo, cuando debía un compromiso ante un rival siempre exigente; mucho más jugando en su estadio. No se salvó nadie del papelón. Una vergüenza total.
La derrota nunca es bien recibida por nadie; en ninguna esfera de la vida. En el fútbol sucede lo mismo. Ocurre que hay maneras y maneras de perder. En la noche fría del jueves, Racing le cedió todas las facilidades posibles al elenco del Sur y regaló los tres puntos. El inicio mismo del encuentro desnudó el desgano y la falta de compromiso colectivo que tuvo el equipo.
Cruzados los 20 minutos del partido, en el que los planteles se estudiaron en demasía, el dominio y el deseo de ganar fue patrimonio absoluto del local. Para colmo, el entrenador albiceleste decidió jugar con más hombres en la mitad de la cancha, renunciando al tridente ofensivo.
El mediocampo, compuesto por Zuculini (de pésimo encuentro), Almendra y Baltazar Rodríguez jamás alimentó los ataques de la visita. Por el contrario, el conjunto Granate se encargó de deglutir cualquier intento de creación, tomando con mucha facilidad a Almendra y dejando que Baltazar trastabille con su propia confusión.
Loaiza, Gonzalo Pérez y hasta el propio Marcelino Moreno taparon a cada uno de los receptores posibles de Racing, exigiendo que La Academia jugara en largo, cuando no tenía gente por los costados lanzada en ataque.
En la parte ofensiva, el equipo de Ricardo Zielinski intentó prevalecer en la pelota parada donde avisó en dos oportunidades (por medio de Luciatti y Morgantini) lo que finalmente terminó concretando en el epílogo del primer tiempo. La apertura del marcador llegó a los 44 minutos, por medio de Ramiro Carrera, de cabeza, tras buen centro de Moreno.
En la segunda mitad, apenas 60 segundos de aparente rebeldía fueron todo lo que provocó el equipo de Avellaneda. ¿Dicho con otras palabras? La nada misma. Después de los primeros cinco minutos del complemento, Lanús volvió a tomar dominio completo del trámite. Loaiza, primero con un remate desde afuera del área desviado al corner por Cambeses y luego de cabeza, pudo haber aumentado el marcador.
A los 19 minutos de la segunda mitad, con el 2 a 0 convertido por Walter Bou el encuentro se terminó. El uruguayo Gonzalo Pérez remató desde afuera del área, Cambeses volvió a dar rebote (como ante Talleres de Remedios de Escalada), esta vez hacia adelante. El balón le quedó servido a Bou que definió con categoría.
El festejo, tanto de los jugadores granates, como de su público fue tenue. Como si hubieran enfrentado a un rival menor; de exigua categoría. Eso fue Racing en La Fortaleza. Un equipo al que su oponente lo llevó a reflejar su más baja expresión. Jamás ofreció resistencia, no levantó las piernas en los 90 minutos. Cero amor propio y un desprecio absoluto por querer ser protagonista.