El elenco albiceleste venció a Unión por 2 a 1, gracias al error del portero tatengue en el primer tiempo y por la injundia de Agustín Almendra para capturar rebote dentro del área en el complemento. El entrenador hizo todo lo posible, desde su pésima lectura del juego, para que la visita llegara al empate, como lo terminó haciendo, de manera transitoria.
El gol tempranero de Santiago Sosa, la figura de la cancha, a los 10 minutos del primer tiempo le concedió a La Academia poder llevar el trámite del partido a su merced. Al menos por un rato ya que, después del 1 a 0, Unión sintió el golpe. Un tiro de Gabriel Rojas que dio en el pecho de Thiago Cardozo. Con algo más de dirección, el defensor hubiera podido estirar la ventaja.
Luego del mareo, el elenco santafecino volvió a meterse en partido y eligió atacar por izquierda, donde Bruno Pittón terminó complicando por demás a Nazareno Colombo (de flojísimo partido). El carrilero le ganó el duelo a Martinera y tuvo a maltraer al canterano de Estudiantes de La Plata que padeció el retroceso.
Dentro de las malas decisiones del entrenador, sin dudas estuvo la inclusión de Quintero, dentro de los once. El colombiano nunca estuvo en sintonía con sus compañeros. Apenas pudo meter una asistencia para Maravilla que terminó definiendo al cuerpo de Cardozo (muy probablemente, si el delantero convertía, el gol hubiera sido anulado por off side). El técnico decidió sacar al 8 y reemplazarlo por Johan Carbonero.
El cambio de nombre por nombre no fue desacierto, necesariamente. Ahora, viendo que Unión adelantó sus líneas y ocupó el campo a lo largo y a lo ancho, el error de Costas fue no romper el tridente ofensivo para poder generar mayor contención en el medio. El gol de Gonzalo Morales se generó imaginariamente en la mente de Kily González mucho antes que en la conexión de cabeza del delantero, a los 27 minutos del segundo tiempo. De manual. Aun así, el entrenador de Racing decidió asumir un riesgo completamente innecesario.
El tanto de Almendra fue un desahogo absoluto y una descarga a las miserias propias de Racing, condicionadas por Costas y por el cansancio que provocó jugar en un campo lleno de imperfecciones. La euforia contenida se multiplicó además por superar a un rival que conoce perfectamente sus limitaciones y que maniató al elenco local, aún después de la expulsión de Claudio Corvalán.
Algo absolutamente inaceptable y que habla por sí sólo de que Racing aún se encuentra en proceso de formación como equipo. No está aceitado y no brinda confiabilidad en ninguna de sus líneas, por más goles y vayas invictas que haya sumado en el año.
Ahora se viene Huracán, líder absoluto de la Liga Profesional y único invicto en el certamen. Otro duro escollo que cuenta con el aliciente de jugar en su estadio y con su gente. ¿Podrá Racing vencer sus temores; su indecisión y ponerse el traje de protagonista el próximo sábado?