La Academia se quedó con el Derby de Avellaneda venciendo a Independiente por 1 a 0 en el Estadio Libertadores de América. Si bien el equipo de Gustavo Costas sufrió los primeros 15 minutos del encuentro (por decisión del local, pero también por nerviosismo propio), a partir de un remate de Maximiliano Salas que contuvo Rodrigo Rey empezó a creer en sí mismo. El gol de Adrián Martínez a los 17 minutos del complemento abrió el camino a una victoria que podría haber sido mucho más amplia.

Facundo Tello le señala el punto en el que Mura tiene que hacer el lateral. 49 minutos y tantos del segundo tiempo. El lateral esconde una vez más el balón entre su camiseta para ¿secar? la pelota. El rebote una vez más favorece a Racing que gana metros y segundos para que el clásico se termine de consumir en victoria. El juez abre sus brazos, señala la mitad de la cancha y se acabó. ¡Ganó La Academia!

Gustavo Costas es el primero en saltar a la cancha desaforado; exultante de alegría. El entrenador se abraza con todos y con cada uno. En el centro de la escena está el plantel entero pidiendo un minuto de silencio, cuando Costas divisa a Leonel Miranda y funde otro abrazo paternal con Lolo que, a pesar de sus vaivenes emocionales y futbolísticos, está cada día más identificado con el club.

El desahogo fue grande porque el partido ante Godoy Cruz sembró dudas en el momento más inoportuno. Dudas no tanto en el funcionamiento sino en la definición. A diferencia del encuentro ante el Tomba, La Academia culminó bien lo que produjo. En el primer tiempo, se encontró con un arquero sólido como Rey, pero no apuró los caminos en los últimos metros.

El elenco albiceleste decidió atacar con mayor decisión por izquierda; a las espaldas de Mauricio Isla y Juan Fedorco. Los desbordes de Gabriel Rojas, más la aceleración de Salas hicieron replantearle al chileno y al propio Carlos Tévez por donde atacar a su rival, ya que si descuidaba ese costado sensible del campo podía padecerlo. Por lo que Independiente también decidió volcar el juego y sus acciones por el mismo lado.

Alex Luna fue lo más inquietante y peligroso del local. El canterano de Atlético Rafaela en un puñado de minutos hizo amonestar a Tobías Rubio y condicionó al juvenil por el resto del primer tiempo. Un centro desde su lado por poco no pudo ser conectado por Canelo (un desvío en García Basso complicó la conexión de cabeza del atacante) y más tarde el propio Luna cabeceó exigido un envío desde la derecha.

En el complemento, decididamente Racing hizo pie en el partido. El ingreso de Nazareno Colombo le dio mayor rigurosidad a la marca. El propio defensor limpió varias jugadas y fue iniciador de ataques directos desde el fondo. A los 16 minutos, Isla pierde una pelota en ataque y deja abierta a una defensa muy adelantada. El balón llega a los pies de Juanfer, que limpia la jugada para Zuculini. El mediocampista habilita de manera excepcional a Maravilla.

El delantero decide eludir la oposición física de Rey que queda sentado en el suelo y con un gran esfuerzo define de derecha. El gol es momentáneamente anulado por off side. Un minuto más tarde, desde el VAR le confirman a Tello que el atacante se encontraba en posición lícita iniciado el lanzamiento. Gol de Racing. Golazo, considerando la construcción desde el fondo mismo.

A partir del 0-1, la grieta defensiva local creció a tal punto que Tévez reemplazó a Fedorco, de flojísimo encuentro, por Felipe Aguilar que había perdido el puesto de primer central precisamente por el yerro en la derrota ante Gimnasia de La Plata. Los cambios no le brindaron soluciones a Independiente. Por el contrario, justificaron aún más la ventaja que Racing había logrado conseguir.

El partido de Martínez fue consagratorio por varios aspectos. El delantero jamás dio referencias. Se movió por todo el frente de ataque enloqueciendo a Fedorco y a Joaquín Laso quien tuvo que abandonar su zona de segundo marcador central para tapar las equivocaciones de su compañero de zaga. El conjunto local se vio desbordado. No estaba en los planes de nadie tener que tomar el compromiso y la iniciativa de tener que remontar un 0-1.

El pitazo final le dio justicia a un resultado esperado por todo el Pueblo Racinguista. Se volvió a ganar en el Estadio Ricardo Enríque Bochini con autoridad y superando algún que otro contratiempo. Que empiece a ser costumbre.

 

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